viernes, 11 de febrero de 2005

Entrenando para la paz...

Las arte marciales nos dan un excelente marco de trabajo para lograr la paz. Nos colocan frente a frente no sólo con un o el conflicto. Nos coloca en una posición donde tenemos que trabajar con disciplina con muchos aspectos de nuestras vidas. Dependiendo del dojo o escuela se le más o menos dará énfasis al trabajo interior o a la mera forma externa del arte. Sin embargo, no importa el dojo los aspectos de disciplina y control son un aspecto positivo en nuestro camino por alcanzar la paz.

El auto control juega un papel importante. Es la base del resto de nuestro trabajo. Vamos al dojo aún sin tener muchos deseos en ocasiones por que somos disciplinados. Sabemos que el trabajo debe continuar en forma consecuente si queremos alcanzar destrezas y proficiencia en el arte. No hay lugar para la pereza cuando buscamos mejorarnos. Cuando en medio de la práctica debemos aplicar un control o un lanzamiento controlamos la fuerza y el ímpetu para no lastimar a nuestros compañe-ros. Llegamos al dojo y en la puerta quedan los problemas de nuestra vida. En el espacio del dojo
un error puede tener consecuencias graves. Nuestra mente es aquietada al ritmo de nuestra respiración creando en nosotros no sólo bienestar físico sino estabilidad emocional.

Al regresar a la rutina diaria podría parecer que no hacemos el arte. Sin embargo, como resultado de nuestro trabajo en el dojo somos más pacientes y nuestra reacción abrupta anterior es sustituida
por un temperamento más aplomado. Los que nos rodean empiezan a percibir cambios sutiles que testimonian del proceso interno que la disciplina del arte provocan y logran en nosotros.

El que todo esto se de depende de muchos factores...

Sensei Myriam

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