lunes, 28 de junio de 2010

Acerca de verjas y portones...

Acabo de tener la experiencia más inusual. ¿O será usual?. En realidad no esperaba que lo que les voy a describir me siguiera hasta Dover. Recibí hoy una llamada y dos mensajes de texto con mensajes de mercadeo. Mis mensajes de texto no son ilimitados así que se pueden imaginar que no me encontraba a gusto de que fueran utilizados para mercadear un reportaje de Luz Nereida Velez acerca de "evolv" - cosa que no se que es - con número de teléfono para que llamara para más información. Decidí responder al mensaje pidiéndoles que por favor no me enviaran más mensajes de mercadeo como ese. Para mi sorpresa, era de Puerto Rico - cosa que ya me imaginaba por el área 787 - pero todavía no me esperaba lo que ocurrió después. Me contestaron el mensaje de texto en un tono molesto indicándome que si tenía mi número de teléfono era porque yo había llamado al caballero primero (muchos meses atrás, por cierto ) para inquirir en qué hacer para obtener el uso de las facilidades del Depto. de Recreación y Deportes. Había olvidado esto cuando le dije que no estaba pidiendo ayuda en este momento. Pero, el caballero me lo recordó y creo que me lo "echó en cara", como decimos en Puerto Rico. Bueno, para hacer este cuento corto e ir a la enseñanza del día - para mi y para todos los que tienen oidos para oir, oigan - el caballero me envia aún otro mensaje diciéndome que "ojalá un cáncer no toque a mi puerta". Quedé patidifusa y patinando en el mismo sitio. Me salió del corazón contestarle que esta conversación ilustraba muy bien una de las razones por las cuales decidí salir de mi isla.

La comunicación de un día y el archivar el teléfono de esa conversación parece que fue entendido como una invitación a cruzar los portones de mi privacidad. Y cuando intenté pedirle que reparara su verja cruzó a mi lado para desearme salud.... digo, si es a eso a lo que se refería con lo del cáncer. Estamos muy necesitados de salud en el mundo, pero muy particulármente en mi isla del encanto. Hay mucha violencia física pero tambíen emocional que es de donde nace la expresión física de la misma. Nosotros los que nos llamamos artistas marciales y que proclamamos vivir la disciplina marcial tenemos una gran responsabilidad en nuestras manos. Aprendemos técnicas que pueden quitar la vida y lastimar irreparáblemente a los que nos rodean. ¿Cuánto más se nos debe exigir controles y auto-disciplina?. Estos se expresan no sólo dentro de las escuelas o dojo y el mat, cuando de verdad son parte de nuestro carácter se expresan en la minucia y detalles pequeños de la vida diaria.

En Puerto Rico, necesitamos a todo nivel -desde el más alto al más bajo de estrata social - aprender a mantener verjas o barreras saludables. Y para ello necesitamos de mucha disciplina y salud mental. Al caballero le deseo mucha salud y éxito en aquello que pretendía mercadear.

Sensei Myriam

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