No es fácil hablar de lo que se siente. Se pregunta uno si nos van a entender o no. Si lo van a interpretar corréctamente o no. Todo en la vida es de acuerdo a los lentes de percepción que utilizamos para ver. Yo veo algo medio lleno... y quizás otro lo ve medio vacio. ¿Quién está correcto?. Probáblemente los dos. Sin embargo, en la vida, cada uno ocupa un lugar muy particular en la historia que se está viviendo y que aún no se ha escrito. Y de esa porción de la historia que me toca vivir a mi sólo yo soy responsable. No puedo vivir este minuto de todo el tiempo del mundo pensando en lo que otros pensarán de mi. Si les agradará o no lo que digo o lo que hago. Este tiempo que me toca vivir aunque me parezca largo a los 54 años... es tan corto en la historia de la humanidad. Dentro de todos los millones de personas que han vivido. Los que viven ahora y los que vivirán en el futuro, mi vida es menos que un microsegundo. Cuando lo comparo con toda esa magnitud de tiempo me doy cuenta que no puedo perder mi tiempo dudando de mi misma. Tratando de ajustarme a lo que otros opinen de mi y dándole a esa opinión un valor mayor que la opinión que tengo de mi misma. Es muy corto el tiempo para vivir mi vida. Para hacer aquello que estoy aquí para hacer. Asi que... seguiré viviendo mi vida. Si alguien se ofende por lo que digo u hago. Le pido perdón, ya que no es mi intención ofenderle. Le invito a que viva la suya con la misma intensidad en que yo voy a vivir la mia.
Sensei Myriam
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