Tengo cinco gatos... uno de ellos se llama Pucho. Lo rescaté de la calle. Era pequeño, flaco y no tenía pelo en algunas partes de su cuerpo. Además, tenía pintura en su rabo. Para ese tiempo ya tenía cuatro gatos y lo puse en adopción. Como se veía feo nadie lo quería. Así que escogí quedarme con él y añadirlo a mi familia. Pucho pesa ahora como veinte libras y es un gato hermoso y amoroso. A veces demasiado amoroso. ¿Por qué digo ésto? Te voy a explicar. A Pucho le encanta acostarse a mi lado y donde quiera que me siento... ahí va él. Hay un pequeño problema...le gusta apretar sus patitas contra mi y mordisquear cuando no le presto atención. Sus patitas tienen uñas como alfileres y a veces su amor duele un poquito. Cuando estoy leyendo se sube sobre mi libro abierto como diciendo: 'Ejem, aquí estoy'. Y esto a veces en partes muy interesantes de la lectura. Si no le hago caso me muerde suávemente con sus dientes filosos. Y si lo acaricio, también me muerde. En ocasiones, tengo que confesarlo... me dan ganas de ...'disponer de él'. Pero, respiro hondo y recuerdo que es un gato y esa es su forma de manifestar amor. No hay maldad, esa es sólo su forma.
Esta historia me trae a compartir contigo un principio muy importante en nuestras relaciones con las personas que nos rodean. Dice así:
" Podemos siempre percibirnos a nosotros ( y a los que nos rodean)
como extendiendo amor o pidiendo ser amados."
Depende de nosotros cómo vemos las cosas. Y de ésto depende a su vez cómo reaccionamos y respondemos a los estímulos que nos rodean. Pucho expresa su atención hacia mi de la única forma en que sabe. A veces me duele. Sin embargo, concluyo que no es su deseo lastimarme. De igual forma, las personas que me rodean a veces hacen, dicen y reaccionan de forma que también me duelen. Y yo también hablo, digo y hago cosas que pueden ser percibidas por otros en forma negativa y causarles dolor. ¿Qué hacer en esta encrucijada?. Por alguien tiene que empezar. Y yo escojo percibir que lo que recibo es algo que se me da en amor o que se me está pidiendo que le ame.
Si, Pucho es un maestro excepcional.
Sensei Myriam
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