Podemos irnos hasta la Cochinchina o a las partes más distantes del mundo y si nuestra visión no cambia hemos hecho el viaje en vano. Cargamos con nosotros nuestras formas de ver y de actuar y como pesada carga aún en el nuevo hogar sentimos lo mismo. Es importante entonces, antes de salir dejar las viejas formas atrás. Soltar lo que no sirve y lo que no nos sirve. Alivianar el viaje abriendo nuevas percepciones y sentimientos. Y ante lo desconocido crear nuevas formas. Explorar la expansión que se abre ante nosotros. Y sin miedo, reproche o aprehensión caminar hasta el borde y... saltar.
Sensei Myriam
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