Interesante la labor del jardinero. Prepara la tierra y coloca la semilla. Desgancha y siembra un esqueje. Con cuidado, paciencia y entrega. No es él o ella quien los hace crecer. Por más que hale o empuje, la planta no crecerá ni más como tampoco menos. Germinará, crecerá y florecerá a su ritmo y tiempo. Lo único que puede hacer es dedicarles tiempo y cuidados esperando el mejor resultado.
¿Esperando? Ni siquiera eso, no es la expectativa lo que las hace crecer y madurar para dar frutos o su flor. No es su esperanza de crecimiento lo que las hace estirarse y prosperar. Ellas se desarrollarán de acuerso a su potencial.
El jardinero atiende la tierra, desgancha y poda, deshoja y riega. Cambia de tiesto, limpia sus raices y las vuelve a sembrar. Se dobla y arrodilla acercándose a la tierra y espera. ¿No es ésto una metáfora de su propio proceso? El jardinero atiende y hace lo que aprecia como importante en su vida. Y el resultado no depende de su esfuerzo. Hace lo que hace porque ama lo que hace.Y con eso basta.
mcr
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