domingo, 18 de julio de 2004

Milagros...

Cuando vimos entrar por la puerta del dojo a este joven adolescente alto, delgado con una hermosa sonrisa pensé:  " Vamos a ver qué pasa". La primera clase fue un poco caótica. En una edad donde los adolescentes varones están usando sus cuerpos fuertes en muchas formas con
control y gran coordinación, éste no era el caso con este joven que comenzaba su entrenamiento. El era como una hoja de papel llevada por el viento en toda dirección posible sin control... (continuará).
 
Sensei Myriam

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