Hablábamos de que nuestra intención de alcanzar alguna meta es indispensable para lograrla.. Parece una redundancia y podríamos pensar que no hace falta hacer el énfasis. Sin embargo, en una cultura
del "rebaje comiendo" o de los "quick fixes", es importante reconsiderar estas ideas. Ahora hay cursos cortos para todo. Y pretendemos que con "equivalencias" es lo mismo que doce años de escuela regular, seguido de cuatro años de bachillerato. Que a su vez es seguido de cuatro años más para un doctorado con la práctica o entrenamiento subsecuente. Pero, en mi experiencia no es lo mismo...
Nuestro esfuerzo continuado en la materia que sea dará resultados diferentes a la práctica interrumpida y poco consecuente. ¿Cuánto de nuestro tiempo dedicamos a nuestras áreas de interés?. ¿Cuál es la calidad de nuestra atención en ese esfuerzo?. Quizás otra forma de expresarlo es: ¿Cuál es la calidad de nuestra entrega?. Podemos estar en una relación sea esta sentimental o de trabajo pero en realidad no estar completamente comprometidos. No me refiero a la entrega ciega y sin criterios. Me refiero al que se sienta y hace cuentas y decide que está dispuesto a lo que se requiera para que la relación funcione y sea mútuamente satisfactoria. Los niños tienen muchos intereses a la vez y dedican un cierto tiempo a cada uno de ellos. Hacen un día baloncesto, otro día hacen aikido, otro día quieren clases de piano o guitarra. Y la lista es interminable pues los niños están abiertos a toda clase de experiencia. Pero, ya de adultos hay que definir nuestras áreas de interés para hacer la inversión de nuestro tiempo y esfuerzo.
Un libro de Paulo Coehlo tiene esa frase de que el 'universo conspira' y me sorprende cada día cuán cierta es. Las puertas se abren para nuestra realización personal y ni siquiera hemos sido nosotros quienes las abrimos...
Sensei Myriam
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