jueves, 15 de julio de 2010

¿Felices los boricuas?.....

Iba a escribir esta nota criticando la noticia y el estudio del cual hablaba el periódico El Nuevo Dia y decidí no perder mi tiempo en eso. Te voy a hablar de una boricua feliz. Nací en Santurce , Puerto Rico el dia 1ro de agosto del 1951 y un año después nació el Estado Libre Asociado. Mis padres muy trabajadores me enseñaron una cosa, a trabajar por lo que quiero y a echar para adelante por mi propio esfuerzo. A valerme por mi misma sin palas, conocidos o padrinos. Solicité beca para estudiar en la universidad y porque mi papá trabajaba me la negaron. Así que con sacrificios de mis padres y esfuerzo propio terminé mi bachillerato en biología y luego de un buen promedio y excelente entrevista me aceptaron en el Colegio de Medicina de Puerto Rico. No, no soy riquita. Era fajona y mientras otros andaban de fiesta, de playa y vacilón, yo estaba estudiando. Terminé mi carrera de medicina luego de mucho esfuerzo y sacrificio para trabajar en cuanta sala de emergencia del área metropolitana había. Trabajaba de dia y de noche. Abrí mi práctica de pediatra en Toa Baja comprando una casa con dinero ahorrado y un préstamo comercial que pagué hasta el último centavo al banco. Me enseñaron mis padres a no vivir de apariencia sino de esfuerzo. Sólo a lucir lo que me ganaba con el sudor de mi frente. No se lo que son cupones, ayudas del gobierno ni de ninguna otra gente. No soy una boricua feliz según ese estudio. Pero si soy una boricua feliz, responsable y disciplinada. Lo que soy sólo lo debo al esfuerzo de los que me enseñaron a ser esforzada, a mi propia determinación y trabajo, y a Dios.

Abrí una escuela de artes marciales donde todos los dias de clase cargaba los mats al centro que pagaba mensuálmente ($400) y que salían de mi bolsillo y que regresaba a mi casa al final de la clase. Así funcionamos por varios meses hasta que con ahorros del trabajo de la oficina agrandé mi oficina para mover la escuela y no seguir regalando el dinero por facilidades del municipio mal atendidas y sucias. Esta experiencia me enseñó que tenía muchos más recursos y empuje de lo que me imaginaba ser capaz.

Ah, y para terminar. El trabajo no mata nos enriquece. La disciplina no nos quita, nos abre camino para lograr metas. No es lo que tenemos lo que no da valor sino lo que somos por esfuerzo propio y no por las influencias que podamos tener o los políticos que podamos conocer. Yo soy una boricua feliz pero de los que saben de las alegrías de trabajar honradamente y con honor.

¿Felices los boricuas?. Si, yo soy una boricua diferéntemente feliz y no del montón.

Sensei Myriam

No hay comentarios.: