No sabía, pero si sabía en el fondo, de lo importante que son las actitudes a lo largo de nuestras vidas. Digo que no sabía porque a lo largo del camino, se nos olvida a veces o como si se nos borrara de nuestro campo de atención lo que es importante. Las circunstancias diarias, los pequeños detalles - ¡vaya! - esas espinas del camino que nos hieren hacen que quitemos los ojos de lo que vale y que los coloquemos en lo transitorio del dolor. Porque no duele para toda la vida, a menos que así determinemos que sea.
Pues ahí mismito estoy yo ahora, decidiendo qué retener y qué soltar y en el proceso de hacerlo de momento me siento un poco desorientada. ¿Desorientada por qué?. Quizás porque me asalta por un lado la sensación de que le soy infiel a los que dejo atrás cuando miro hacia el frente investigando y explorando el gran campo de experiencias y vivencias que se abre ante mi. Pero, ¿es cierto?. ¿Soy infiel?. O por decirlo de otra forma, ¿no soy leal?. Y aquí viene otra sensación que me asalta y que desde adentro me presiona a decidir qué voy a hacer.
Al echar a caminar en otra dirección, no sólo es la realidad física de irme de Puerto Rico para moverme a Delaware, es algo más visceral y de adentro lo que siento que me afecta. Es algo así como miedo, ¿a qué me pregunto?. Quizás a no tener, a esa carencia que se experimenta por un tiempo en lo que la nueva realidad con sus detalles y particularidades del momento empieza a dar forma a una nueva vida. A nuevos amigos y conocidos, a nuevas relaciones y compromisos, a una nueva vida que me toca forjar en este lugar que ya empiezo a llamar hogar.
Pero es parte del proceso de vivir y la gran diferencia la hará mi actitud ante lo que dejo atrás y ante lo que se abre frente a mi. A lo que dejo atrás, la porción que me tocaba compartir fue dada íntegra y honéstamente. Y un gran sentido de gratitud es lo invito a que permee en mi memoria. A lo que me espera al frente me voy a dar con la misma integridad y entrega, con el empeño de aprender un nuevo lenguaje para así crear una nueva vida. Lo decía antes de irme, "Me voy a reinventar". Y con la ayuda de la Divinidad lo voy a realizar.
mcr
Pues ahí mismito estoy yo ahora, decidiendo qué retener y qué soltar y en el proceso de hacerlo de momento me siento un poco desorientada. ¿Desorientada por qué?. Quizás porque me asalta por un lado la sensación de que le soy infiel a los que dejo atrás cuando miro hacia el frente investigando y explorando el gran campo de experiencias y vivencias que se abre ante mi. Pero, ¿es cierto?. ¿Soy infiel?. O por decirlo de otra forma, ¿no soy leal?. Y aquí viene otra sensación que me asalta y que desde adentro me presiona a decidir qué voy a hacer.
Al echar a caminar en otra dirección, no sólo es la realidad física de irme de Puerto Rico para moverme a Delaware, es algo más visceral y de adentro lo que siento que me afecta. Es algo así como miedo, ¿a qué me pregunto?. Quizás a no tener, a esa carencia que se experimenta por un tiempo en lo que la nueva realidad con sus detalles y particularidades del momento empieza a dar forma a una nueva vida. A nuevos amigos y conocidos, a nuevas relaciones y compromisos, a una nueva vida que me toca forjar en este lugar que ya empiezo a llamar hogar.
Pero es parte del proceso de vivir y la gran diferencia la hará mi actitud ante lo que dejo atrás y ante lo que se abre frente a mi. A lo que dejo atrás, la porción que me tocaba compartir fue dada íntegra y honéstamente. Y un gran sentido de gratitud es lo invito a que permee en mi memoria. A lo que me espera al frente me voy a dar con la misma integridad y entrega, con el empeño de aprender un nuevo lenguaje para así crear una nueva vida. Lo decía antes de irme, "Me voy a reinventar". Y con la ayuda de la Divinidad lo voy a realizar.
mcr
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