En un momento, en un segundo, nos llega el entendimiento que esperábamos y por el cual orábamos. No voy a seguir en la búsqueda de entender, no más por qués. La realidad es que por más que lo intente siempre habrá algo más allá de mi comprensión. Asi que, para qué perder el tiempo cuando éste lo debo dedicar a vivir y a vivir bien. ¿Cómo sabré qué hacer y cómo hacerlo?. Confiando en que una vez deje de buscar entender aprenda a sólo esperar el qué. Y en la espera, hacer lo que esté en mis manos hacer. El resultado ya no depende de mi como nunca dependió y no lo veía. Ahora, a mirar lo que tengo al frente y a eso dedicarle todo mi esfuerzo. Es tan sencillo y simple. Si abro bien mis ojos, agudizo mis oidos y levanto mi corazón sabré qué y cómo hacer.
mcr
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