sábado, 16 de junio de 2012

Esa vieja mitología ...

"La mayor parte de nosotros y de nuestras organizaciones aún seguimos la vieja mitología, nos pensamos como máquinas en movimiento perpétuo, trabajando en sólo una velocidad - trabajando tan rápido como podemos, tan productivos como nos sea posible - como las trepadoras en un gimnasio, arriba, arriba, arriba - tan rápido como se pueda y esforzándonos lo más que podemos para llegar a ningún sitio rápidamente. Nunca hacia abajo, a la oscuridad o la planicie de la regeneración." 

-Parafraseado del libro I Will not Die an Unlived Life

Nos volvemos rígidos, tiesos e intransigentes con la vida. Resistimos sus cambios aun cuando éstos son los que nos volverán a hacer vivir la exhuberancia y abundancia que la caracteriza.  Y hacemos más de lo mismo esperando resultados diferentes, ¡que locura!. Un dia, a pesar de nosotros mismos y de las oraciones que hemos elevado pidiendo por dirección y la respuesta a lo que no entendemos de lo que nos rodea somos llevados no hacia arriba. Por el contrario la dirección es abajo, a la planicie o el valle. Un área oscura, oculta y anónima. Duele la falta de reconocimiento, y sin embargo "conoceréis como habeis sido conocidos" es la frase que viene a mi mente. "Como hemos sido conocidos", ¿por quién?

En el desierto, en esa soledad que no lo es porque está quien siempre estuvo esperando a que nos detuviéramos para conversar, compartir, aprender , entender. ¿Qué?. Que no siempre es hacia arriba y hacia adelante. Hacia adentro es también una dirección importante. Hacia atrás también es conveniente cuando el ir hacia el frente es excesivo y enfermizo. Y nos llamaba a detenernos aunque fuera por un momento, pero no hacíamos caso por el frenético llamado de muchas voces que no eran la nuestra. Que decidir no hacer y detenernos también es acción afirmativa cuando eso es lo que debemos hacer. 


Decidir estar quietos es también una decisión que requiere de valor y de coraje dejando que el mundo que conocíamos siga corriendo, avanzando, moviéndose en una dirección que ya dejó de ser la nuestra. Y allí en la planicie a la que nos costó trabajo descender, conversar con quien nos estuvo siempre llamando esperando a que aceptáramos su invitación. Y en esa plática comenzar una nueva narrativa, una nueva vida.

mcr 

No hay comentarios.: