sábado, 29 de septiembre de 2012

Cómoda en mi piel ...

Me ha tomado 61 años el llegar hasta aquí. ¿Dónde es ese aquí del cual hablo?. Sencillo, el sentirme cómoda con quien soy. Y no sólo eso, sino como soy. Ha sido un viaje largo y arduo. No ha sido fácil y mucho menos sencillo. Muchas vueltas y entuertos, giros y sorpresas me han acompañado. Pero estoy vivita y coleando, que en otras palabras significa viva y feliz.

¿Que estoy algo sobre peso? ¿Según quién? ¿Los expertos? ¿Que saben ellos de mi y de lo que siento? La lucha de ser según otros se acabó. Hoy soy quien quiero ser y en esa dirección me muevo.

¿Que no entienden mi decisión de irme de Puerto Rico o si creen entender lo entienden a su manera?. ¡Que se enrreden en sus propios entuertos que yo atiendo los mios y me divierto haciéndolo.

¡Que mira cómo dejó a sus estudiantes! ¡Si Pepe! Un dojo les dejé abierto con maestro e inscrito en el gobierno y dejaron de ir por sus razones personales que no juzgo. ¿Que a otros les pedí que se fueran? ¿Para qué iban a quedarse si no estaban dispuestos a aprender lo que tenía yo para enseñar y ya estaban haciendo sus travesuras a mis espaldas? Yo dije que me iba; y me fuí. ¡Como se fueron ellos!

En cuanto a mi profesión. No necesito ya ser una doctora para sentirme importante o realizada. Además ya era una carga económica mantener la oficina abierta. El tiempo de cumplir sueños ajenos había expirado hace tiempo. Era tiempo ya de empezar a cumplir mis propios sueños.

Ah, y antes de que se me olvide. El yondan, mi probatoria ha sido el más grande regalo de mi maestro. Me dolió, claro que me dolió. Soy humana y sangro cuando me cortan. Hace falta madurez y valor para cruzar al otro lado de ella sin rebelarse, abandonar al maestro o la organización sólo porque se nos dijo "No". No soy menos ni más.¡Sabes, soy yo más crecida y segura de mi misma! No soy una niña de 61 años.

Tengo tantas y tantas cosas por las que dar gracias hoy. Y aún por lo que no tengo doy gracias. Al fin de cuentas estoy viviendo lo que había sido una oración en silencio durante el proceso de los últimos años en la isla y aquí en mi nuevo hogar. Soy feliz conmigo misma y me siento cómoda, si, muy cómoda en mi piel.

mcr