Hoy estoy triste. Ya se me ha pasado un poco pero, sigue ahí. Llevé a tres de mis mascotas al refugio. No puedo llevármelas todas a Delaware. De momento me cruza el pensamiento que amar duele. Y sin embargo, le sigue el pensamiento de que vivir sin amar a pesar del dolor que a veces nos provoca es peor. Son emociones y apegos. Proyecciones. Me quedo ahí con el sentimiento, sintiéndolo porque tratar de evitarlo porque duele no es saludable. Se usa tanto alcohol, Prozac, y tantas otras sustancias para evitarnos el sufrimiento natural de la vida. Llamamos depresión a lo que símplemente es vida. Y luego nos preguntamos por qué nos sentimos como muertos.
Si estoy triste como tantas otras veces cuando la desilusión de la ausencia, la confusión de la crítica y el sentimiento de pérdida me visitaron. Lo respiro y me quedo con ellos. No trato de huir ni de ahogarlo con otras cosas. Y me doy cuenta que si los dejo fluir de momento a momento otro sentimiento lo sustituye. Otro pensamiento u acción nos hace olvidar por un momento. Y poco a poco la fuerza e intensidad del sentimiento comienzan a disminuir. Y dan paso a dias más felices a sentimientos más alegres.
T.S. Eliot bien lo dijo que mis comienzos están llenos de finales. Esa es la secuencia de la vida. Y sea uno u el otro los vivo todos y son mios.
Sensei Myriam
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