lunes, 17 de mayo de 2004

Aprendiendo...

Les decía a mis estudiantes ayer, que me era más fácil tomar un examen que evaluarlo. ¿Te preguntarás por qué?. La razón es como sigue... Hasta ahora mi función había sido primero, estudiante; luego maestra. Pero, no fue hasta ayer que me tocó el rol de evaluar y comunicar oficiálmente los resultados. Hay varios aspectos que tomar en cuenta. ¿Qué es un examen?. ¿Cuál es el propósito?. ¿Qué busco al tomarlo?. ¿Qué busco al evaluarlo?. Estoy con ustedes haciendo el ejercicio mental de ocupar las dos posicio-
nes: la de estudiante y la de maestro. Y esto no es incongruente porque ambos son parte del todo....Sin embargo, las responsabilidades de cada posición son diferentes aunque se complementan... (5-15-04).

Vamos a considerar por un momento la ilusión de que el estudiante y el maestro son entes separados. Ciértamente tienen énfasis, necesidades y responsabilidades diferentes.
Pero aún dentro de esas diferencias hay una unidad inherente porque uno y el otro se definen por la inter-relación que existen entre ellos.

¿Por qué me examino?. Vamos a pensar del examen como un compás. Si, los viajeros utilizan este instrumento para asegurarse que no se han salido del sendero correcto. Usamos un mapa para conocer la dirección del lugar hacia donde vamos. En ocasiones usamos el compás para verificar que interpretamos el mapa corréctamente y no perdernos.
(continuará).

Sensei Myriam

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