Luego de varios días de ir al dojo. Y luego de empezar a entrenar en algunas técnicas llegué al descubrimiento de mi vida... ¡Tenía dos pies izquierdos! ¿Cómo había vivido yo hasta los 45 años sin darme cuenta de ésto?. Era increible que estuviera tan desconectada de mi cuerpo. Precísamente era ésta una razón por la que empecé a hacer Aikido. Necesitaba reconectarme con mi cuerpo. Nosotros los adultos nos vamos perdiendo a nosotros miesmos en la medida que vamos creciendo. Perdemos la conección. Vivimos allá arriba el el "Monte Olimpo" de las ideas y olvidamos lo que nos da consistencia y realidad que es nuestro cuerpo. Había despertado a la realidad y poco a poco comenzaba a aprender a vivir.
Sensei Myriam
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