Mis estudiantes son bien diversos. Sin embargo, hay algo común en la mayor parte de ellos. Les gusta hacer preguntas. A veces me las hacen, en otras ocasiones se las reservan para ellos mismos o las comparten entre si. Esto es algo normal en todo grupo de personas, o mejor dicho, en toda familia. No puedo decir que sea "malo" ni "bueno" en forma general. Sólo puedo decir mi opinión acerca de este hecho. Para mi esto es algo bueno. Ellos observan, piensan y sienten. Se inquietan y se preocupan. Y podrían en ciertos momentos hasta tener dudas de lo que sucede en un dojo. A mi entender, la forma más saludable para atender esta gran gama de experiencias es la de mantener una actitud de puertas abiertas. En Puerto Rico hay un dicho que dice: "No podemos tapar el cielo con las manos". Queriendo decir que es imposible ocultar lo que es de todos manifiesto. Las cosas y la realidad es como es. Está ahí, todos lo vemos. ¿No es mejor aceptarlo y ventilarlo abiértamente?. ¿Por qué temer a que pregunten?. Yo estoy clara que no estoy llamada a tener todas las respuestas. Cuando no se la respuesta se los digo abiértamente y los invito a que juntos busquemos la respuesta o la solución. Acepto también que no tenemos que pensar todos de la misma forma. Ni hacer todos las mismas cosas. Podemos si, intentar buscar áreas comunes de interés y de esta forma buscar jntos las respuestas. No, no me molesta que pregunten. Por el contrario...
al inquirir y preguntar sobre los asuntos de dojo podría ser ese estudiante la respuesta...
Sensei Myriam
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