sábado, 2 de abril de 2011

Resentimiento....

Hoy aprendí algo nuevo mientras hablaba con unas amigas. Compartíamos ideas acerca de unas lecturas y apareció en el párrafo que me tocó leer algo acerca del resentimiento. Al comentarlo ocurrió a modo de un milagro, el milagro de la comprensión de una gran verdad que quiero compartir.

Comentaba que en medio del proceso de autoevaluación en el que me encuentro he sentido mucho resentimiento y he observado que se me ha hecho difícil perdonar. ¿Por qué?. Por el concepto de perdón que había aprendido. Se me había enseñado que perdonar sin olvidar no es perdonar. Imagínense si olvidamos, nos abrimos a ser lastimados nuévamente. Y yo no quiero volver a ser herida. Así que les decía que yo perdono pero no puedo olvidar. Porque la lección hay que aprenderla para no repetirla de nuevo. Los hábitos o comportamientos que me llevaron a esa posición de vulnerabilidad tienen que ser trabajados y no dejados atrás sin aprender cómo no repetirlos. Sin embargo, si estoy llamada a trabajar con el resentimiento porque éste es algo que yo provoco en mi misma. Veamos.....

El resentimiento es una sensación de dolor que experimentamos cuando revivimos en nuestras mentes una y otra vez alguna situación en la que nos percibimos injuriados o lastimados. Soy yo, recordando o repitiendo en mi mente la situación, y al hacerlo una y otra vez re-abro la herida. Ya pasó lo que pasó, es mi recuerdo del suceso lo que me causa el dolor. En el resentimiento soy yo y nadie más quien me causo dolor. Así que sólo yo puedo hacer que el dolor de esa experiencia que ciértamente fue negativa termine. Observa que no niego la realidad, que no me enajeno de lo que pudo haber sucedido y que es historia, sencíllamente decido no quedar resentida reviviéndolo en el presente.

El resentimiento puede llevarnos un paso más allá, y es al rencor. ¿La diferencia?. El rencor es más profundo, es una amargura que nos roba la vida. E iguálmente depende de nosotros para que crezca o no en nuestros corazones. Y yo no soy tonta como para alimentar estos sentimientos suicidas, sin embargo reconozco que es un proceso y que aún las heridas del cuerpo necesitan tiempo para curar. ¡Cuánto más las del alma!. Asi que me perdono por haber albergado estos sentimientos y me abro al proceso para curarme. No tengo miedo de confesarlos porque al hacerlo el pus de la enfermedad sale y la herida se cura.

mcr