Hablaba recién ahora con una amiga y personas del pasado fueron traidas a la mesa. Por un segundo la pregunta volvió a asaltar mi mente, ¿Por qué?". Y de inmediato me respondí a mi misma, "Ya no es el tiempo de esas preguntas." Ese tiempo pasó y las respuestas que antes deseaba escuchar y entender me doy cuenta ahora que han perdido su utilidad, su provecho. ¿Para qué? ¿Para satisfacer mi curiosidad? No, no quiero perder tiempo en lo que fue y ya no es. En respuestas que podría ni entender. Y de las cuales ya no tengo uso.
Ya no pregunto a otros por qué son como son y actuan como lo hacen. Yo soy y eso me basta. Me entiendo y no necesito entender a otros. Sigo practicando mis pasos. Particulármente los primeros tres:
- Reconozco que soy impotente ante los demás y que mi vida se ha hecho ingobernable.
- Reconozco que sólo un poder superior a mi misma me puede devolver al sano juicio.
- Decido poner mi voluntad y mi vida al cuidado de Dios tal y como yo lo concibo.
Ya no es acerca de otros y sus acciones, mi vida es acerca de mi y de lo que hago con ella. Y ésto ha comenzado a hacerme feliz y a sentirme libre de preguntas para las cuales ya no necesito respuestas.
mcr
No hay comentarios.:
Publicar un comentario