domingo, 21 de noviembre de 2004

Disciplina... corrección .... límites

El maestro se levanta muy de mañana a entrenar con su estudiante (discípulo). Salen al campo y caminan por varios senderos. Algunos rodeados por el verde de los árboles y arbustos.Otros sólo tierra seca castigada por el sol y el viento. En ocasiones encuentran un riachuelo donde se detienen a refrescarse un poco antes de seguir hacia adelante. Y llegando al pie de una colina comienzan a subir por el sendero. Y seguido de esta colina llegan al pie de una montaña. Ya no están los arbustos sino un sendero seco y pedregroso que se eleva graduálmente ante sus ojos. El caminar por este sendero se hace cada vez más difícil por las piedrecillas del camino que resbalan por debajo del calzado de nuestros caminantes. El sensei al frente caminando primero el sendero. Son muchas las veces que lo ha transitado. Algunas veces a solas. En otras ocasiones acompañado y siguiendo sus pasos un estudiante. De tanto caminar el mismo camino conoce el detalle de sus curvas, piedras sueltas, áreas inclinadas. Y lo que es nuevo, por ir al frente experimenta de primera mano la dificultad para avisar a tiempo del peligro al estudian-te que le sigue. ¿Cuánto tiempo les toma llegar a la cima de esa montaña?. Un día, quizás dos?. No es posible conocerlo de antemano. Cada día es diferente. Cada estudiante es diferente. Aún él mismo no es el mismo todos los días. Al fin llegan a la cima de esta montaña. El maestro al frente y el estudiante que le sigue. Con el mismo esfuerzo que se subió hasta aquí ahora hay que regresar al principio del sendero. Quizás haya otro esperando por recorrer el mismo camino. Y el estudiante que hasta aquí le acompañó tiene decisiones que tomar. ¿Seguirá con su maestro?. ¿Buscará nuevas rutas y senderos que caminar?. ¿Las caminará en asociación con su maestro?. ¿Subirá con su maestro el sendero hasta el pico de otras montañas?.

Sensei Myriam

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