domingo, 16 de septiembre de 2012

Cuando hablar claro es la ruta a seguir ...(2)

Te decía que tiene un precio alto el hablar claro y no todos estan dispuestos a pagarlo. ¿Por qué es necesario? ¿Qué se encuentra en juego cuando decidimos no hacerlo? La salud de nuestras relaciones es lo primero que puedo mencionar. ¿Queremos mantener relaciones o buenas relaciones?. Conozco las primeras y abunda la desilución en ellas. Creemos que son positivas para encontrarnos con la realidad de que eran sólo una ilusión por no decir en algunas ocasiones un engaño. ¿Por qué no hablar con la verdad en lugar de decir lo que pensamos que se quiere escuchar y/o actuar en la forma que se espera de nosotros?.

Podemos hablar con claridad y expresarnos sincéramente con respeto. Cuando la persona con la que nos relacionamos desea otra cosa me cuestiono su integridad en la relación. En ese caso es mejor ver la realidad y establecer ciertos límites en lugar de pensar o creernos que todo va bien. Y si es momento de caminar en direcciones opuestas hacerlo. Leí hace poco que cuando una persona nos muestra quien es, debemos creerlo y no buscar excusas o explicaciones o racionalizar el encuentro. No es ni malo ni bueno, sólamente es.

Un punto que quiero traer por una situación reciente que viví. Se me acepta y aprecia cuando comparto y escribo pensamientos bonitos y positivos. Se turban cuando abro mi corazón y lo que digo no es tan bonito ni aparéntemente aceptable según el criterio de algún otro que me escucha o me lee. ¿Qué hago?. ¿Continuo hablando bonito y positivo y por no afectar a otros - que después de todo no es mi responsabilidad como reaccionan sino suya propia - me restrinjo, me niego y me autocensuro por lo que algún otro pueda sentir y pensar?

Como yo me siento, como reacciono, como proceso lo que veo y escucho es mi responsabilidad. Les ofrezco a aquellos con los que me relaciono la misma libertad. Ojo, mis palabras son la expresión de una integridad que viene de adentro y, que estoy aprendiendo a aceptar la luz y las muchas sombras que me habitan. No tengo temor a ser quien soy con mis monstruos personales.  Soy una persona aprendiendo a ser libre de influencias externas. Y soy como soy. Mis palabras son mis palabras y mis reacciones a las de otros son mis reacciones. Me hago dueña y más aún, responsable de mí misma. ¿Que confundo a algunos?. Pues, ¡bienvenido sea!

mcr


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